El polémico de Richard Stallman publicó el jueves en su blog una reflexión sobre Jobs, en el cual se expresa un poco fuerte, como es su estilo.
Steve Jobs, el pionero en hacer de la computadora una cárcel cool diseñada para quitarles la libertad a los tontos, ha muerto.
Como dijo Hardol Washington, Alcalde de Chicago, sobre su corrupto antecesor, el Alcalde Daley, “No estoy feliz de que hay muerto, pero estoy feliz de que ya no está”. Nadie merece morir, ni Jobs, ni el señor Bill, ni otras personas culpables de crímenes mayores. Pero todos merecemos el final de la maligna influencia de Jobs en la computación de las personas.
Desafortunadamente, esa influencia continúa a pesar de su ausencia. Sólo podemos esperar que sus sucesores, en su intención de continuar con su legado, sean menos efectivos.
Para mí Stallman es un pobre soñador con temor a perder protagonismo, que no entiende que las personas que eligen utilizar el software comercial es por el simple hecho de que les gusta o les sienta bien, y no por ello pueden ser llamados tontos, hay gente a la que no les interesa saber como funcionan ciertas cosas, solo quieren que funcionen bien y punto.
Hay otros, muy infelices como el Sr. Stallman por cierto, que solo van criticando las decisiones de los demás porque creen que la decisión que ellos tomarían en su lugar no sería la misma.
En fín, espero que algún día entiendan que este es un mundo libre y cada uno hace lo que quiere con su dinero.